La Fortaleza del Real Felipe del Callao fue construida en tiempos virreinales con fines militares. Su ubicación, encima de una bahía, era ideal para atacar los barcos de piratas y corsarios que pretendían ingresar el puerto en búsqueda de riquezas. La historia se repite en la actualidad a la espalda de la imponente edificación, en donde un grupo de futbolistas ha tomado un parque como base para protegerse del olvido del fútbol peruano.
Los estragos del Coronavirus en el deporte rey no solo afectó el desarrollo de las competiciones, sino también dejó a varios jugadores desempleados, especialmente los de Copa Perú, el torneo de ascenso más largo del mundo que la Federación prefirió cancelar. La prohibición estatal de hacer fútbol, pues es una actividad que implica contacto físico, fue un doble gol en contra para ellos.
El delantero profesional Héctor Cruz Cheng, quien tampoco encontró club este año, no se quedó de brazos cruzados durante la paralización obligada. Hace 3 meses, tras culminar sus estudios de gestión deportiva, puso en marcha el Proyecto Agremiados, una organización que recluta a sus colegas libres para entrenarlos y colocarlos en algún equipo en 2021, como una agencia de representación.

La idea fue aceptada por sus integrantes. El horario también se adecua a sus necesidades, pues después de las 10 de la mañana, la mayoría acude a sus nuevos labores para sostener a sus familias, ingresos que antes les daba el fútbol.
La otra pandemia
Cruz Cheng cargó una mochila pesada en su aparición en las canchas con Sporting Cristal en 2009. Se hizo conocido como el ‘Clon de Paolo Guerrero’ por un parecido físico. Su carrera, sin embargo, no ha sido tan exitosa como la del goleador de la Selección Peruana. Pero el tiempo que lleva en esta profesión ha sido suficiente para entender que el fútbol peruano adolece de otra pandemia desde antes de 2020.
“La idea surgió por malas experiencias que me tocó pasar. Muchos dizque empresarios o gente que dice saber de fútbol se le da por cobrar cupos a los jugadores para que sean contratados. Eso me enervó y decidí apostar por el proyecto”, indica.
Para que su plan luzca más profesional, Héctor gestionó la incorporación de un cuerpo técnico, un encargado médico, un coaching e implementó un área administrativa. Y si el parque de La Policía es su cancha, la playa, a pocos metros, es el área para hidroterapia. No parece escaparle ningún detalle. Para evitar contagios, los jugadores pasan por pruebas rápidas, mantienen el distanciamiento y usan mascarillas, aunque eso no se aprecia a cabalidad en las redes sociales.

La noche más larga
Junior Lázaro parecía haberlo visto todo en el fútbol cuando antes de sacar el DNI se fue a jugar al Haka FC de Finlandia y veía que la noche o el día duraban 4 horas según la estación. A principio de este año estuvo cerca de volver a Primera División con la Academia Cantolao, su casa, pero la llegada de un nuevo comando técnico frustró su ilusión. La pandemia lo dejó sin fútbol, pero no en el aire. Consiguió trabajo como coordinador deportivo en el Gobierno Regional del Callao.
Este chalaco de 29 años, jugador del Proyecto Agremiados, asegura que sufrió en carne propia lo que denuncia Cruz Cheng. “Lo viví en Unión Comercio cuando recién había subido de Copa Perú. Los dos primeros meses me chocó, pues los dirigentes metían mano”, cuenta. Lázaro pretende volver a la actividad en el 2021 con algún club. No le importa si es Primera o ascenso, lo que sí quiere es transparencia.
El sacrificio
Jimmy Baluarte es uno de los pocos futbolistas del equipo con reciente paso por la Primera División. En 2019, culminó su periodo de 5 años con Cantolao a causa de una prolongada lesión de rodilla, de la cual ya está recuperado. A pesar de no tener un trabajo, se siente tranquilo pues guardó dinero cuando la vida le sonreía gracias a los consejos de sus padres. “Es dinero que tenía planificado para comprar otras cosas, como un predio o un auto, y me está ayudando para vivir ahora”, precisa.
Su caso, sin embargo, no se replica en todos sus colegas y eso le apena bastante. “Tengo amigos que han tenido que buscar trabajos de medio tiempo, cachuelos, y también hay situaciones extremas”, detalla.
La única preocupación de Jimmy es ponerse bien en el aspecto físico y futbolístico para estar listo a cualquier oferta, aunque no siempre es así. El programa incluye partidos de práctica contra equipos amateur en canchas de mini fútbol de la Región Callao, con presencia de representantes de clubes. Cruz Cheng afirma que estos amistosos se desarrollan bajo medidas de bioseguridad.
“Cada uno se hace responsable en cada partido y sabe a lo que se expone. Pero más que eso, pensamos en lo que ganamos. Con mucha fe tratamos de hacer bien las cosas porque de esto vivimos”, reflexiona el futbolista.
Si el proyecto prospera, Héctor tiene planeado convertirlo en un club que compita por ascender a la máxima división. Mientras tanto hace los esfuerzos por conseguir inversionistas que sustenten el presupuesto. La fortaleza es su sueño.

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